Por Jaime Penela
Las nuevas generaciones deberían enterarse que eso de ir con el pantalón abajo fue inventado hace ya muchas décadas por un actor cómico llamado Mario Moreno Cantinflas, el cual abrió las puertas a los artistas latinos en los Estados Unidos. En estos días México celebra los 100 años del nacimiento de su hijo más famoso. Muchas actividades se realizan para celebrar y recordar a la figura cinematográfica más famosa de Latinoamérica
Uno de mis primeros recuerdos de infancia es el siguiente: “Una enorme sala oscura repleta de gente, allí estaban mi padre, mi madre y mis dos hermanas. La gente reía y yo reía con ellos mirando una gran pantalla. Fue la primera vez que visité un cine. El mundo era en blanco y negro y Santiago de Chile una ciudad triste silenciada por las balas de una dictadura. Ese recuerdo ha estado presente toda mi vida, quizás porque se trataba de una película de Cantinflas.
Mario Moreno Cantinflas no sólo es el nombre de un exitoso actor cómico mexicano fallecido en 1993, es también el nombre de uno de los icono culturales más potentes e influyentes en la Latinoamérica del siglo veinte. De él, Charles Chaplin, llegó a decir que se trataba de “el mejor comediante del mundo”. Qué cualidades llegó a tener el personaje de Cantinflas para conquistar tanta admiración?
Este 12 de agosto se han celebrado los cien años del nacimiento de Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, el cual vino al mundo en el seno de una familia muy humilde, en el mítico barrio de Tepito, Ciudad de México.
“Todo lo que yo he hecho ha sido observar al pueblo”, dijo en una oportunidad Mario Moreno, y lo cierto es que entre Cantinflas y el pueblo hubo “amor a primera vista”.
Cuando Cantinflas hablaba lo hacía intensamente, con gracia, y en abundancia, pero no decía nada, hablaba mucho sin decir nada, al punto que se inventó el verbo “cantinflear”. Actualmente palabra es reconocida por la Real Academia Española de la Lengua.
Con más de cincuenta películas, Cantinflas ganó todos los reconocimientos importantes para un actor: Globo de Oro, estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, etc. Pero lo más importante es que se ganó el amor de su pueblo y de todos los pueblos latinoamericanos.
Mario Moreno fue un visionario. Reivindicó el habla popular. Los modismos y gestos del hombre urbano marginado y despreciado. Su personaje es producto de la observación, pero además es una elaborada construcción, ya que, Cantinflas pone en escena un discurso lingüístico vital y divertido, capaz de sintetizar el habla mexicana, el habla Latinoamericana.
“El español es un idioma impuro” señaló alguna vez el escritor mexicano Carlos Fuentes. Este es precisamente uno de los grandes meritos del personaje Cantinflas, romper en América Latina la dicotomía entre “alta y baja cultura”, para a través del cine, instalar un potente producto de “cultura de masas” que va trascender en todo el continente Americano.
Cantinflas democratizó el habla. Contribuyó a dar un estatuto, un lugar a una cierta “sensibilidad lingüística” popular. El personaje va a marcar la suerte del actor, del hombre Mario Moreno, el cual sería identificado con el México profundo, callejero y popular al punto que el artista Diego Rivera en uno de sus murales de mosaicos ubicaría la imagen de Cantinflas en medio, entre los ricos y los pobres, entre los blancos y los indios, entre los analfabetos y los licenciados. Cantinflas en tanto mediador entre los “dos Méxicos”.
En la película “Su Excelencia” (1967), en su calidad de representante de la República de Los Cocos, Cantinflas realiza un alegato hermoso y tremendo contra la visión maniqueista de la Guerra Fría. De este manera se ubicaba políticamente, ni de izquierdas, ni derechas, más bien de abajo. Quizás fue precisamente ese prágmatismo, esa forma popular-latinoamericana de ver las cosas, esa visión optimista del mundo, más su enorme talento, lo que le valío el amor de toda Latinoamérica.
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