No, hasta vencer en Hollywood!
Por Jaime Penela
El cine chileno vive un momento único:
“NO, la película”, (2012) de Pablo Larraín compite en
la categoría “Mejor Película Extranjera” en los Premios Óscar
y aunque la lucha es dura contra cintas del nivel de “Amour” de
Michaell Haneke o la noruega “Kon-Tiki”, hay ilusión entre los
chilenos por llevar a casa algo más que la nominación.
“NO” está inspirada en el
libro de Antonio Skármeta “Los días del arcoíris”. El guión
fue escrito por el Pedro Peirano, conocido por sus trabajos como
creador de las series “31 Minutos” y “Plan Z”. El film narra
la dinámica de elaboración publicitaria de la “Campaña del NO”,
que en 1988 jugó un papel clave en el proceso político para la
transición de dictadura a democracia. Se trata de una película
llena de nostalgia de un momento mágico y épico de la historia
política chilena.
Filmada exclusivamente en un formato
actualmente desaparecido, el U-matic 3:4, la película logra
reconstruir el ambiente del Chile de finales de la década ochentera.
El aspecto técnico es notable ya que realidad documental y ficción
logran convivir y mezclarse hasta “engañar” al espectador menos
ducho.
Algunas de las escenas de “NO”
logran una fuerza evocadora sublime llegando a su punto máximo en
las imágenes que reproducen el ayer y el hoy con los artistas que
efectivamente formaron parte de la Campaña del No, especialmente la
escena en que Isabel, Javiera y Tita Parra, Cecilia Echeñique y Tati
Penna interpretan “No lo quiero, No”.
En “NO” subyacen diferentes
lecturas políticas y esto ha incentivado un debate sobre la
biografía colectiva de los chilenos. La película ha recibido muchas
críticas de sectores que se han sentido ausentes o maltratados. La
paradoja que plantea el film es que Pinochet fue derrotado a través
de herramientas como la publicidad, cuestión que revive la vieja
discusión sobre los “fines y los medios” en política.
Del
“No hasta vencer”
La Constitución que Pinochet impuso a
los chilenos en 1980 establecía que en 1988 se debía realizar un
plebiscito para determinar si el líder de la dictadura continuaría
por ocho años más en el poder o se convocaba a elecciones libres.
Como parte de ese plebiscito, la ley establecía que los y las
electores debían elegir entre la opción “SI” o “NO” y que
además de las tradicionales campañas, cada opción disponía de 15
minutos en televisión en el horario de 22.45.
La dictadura partía de la premisa que
“nadie iba a ver televisión en un horario trasnoche” y que esos
15 minutos de la oposición serian irrelevantes considerando que el
régimen controlaba la programación de los medios estratégicos.
Menudo error, esos 15 minutos cambiaron la historia de Chile, porque
el impacto de la Campaña del NO fue de una magnitud nunca antes
vista en la comunicación política.
En 1988 la izquierda ligada al Partido
Comunista (PC) y el MDP habían fracasado en su estrategia para
derrotar a la dictadura a través de la movilización callejera y
contaban con un apoyo social limitado. En ese contexto es que se abre
la posibilidad de participar en un plebiscito que legitimaría la
Constitución de Pinochet. La idea fue rechazada por la mayoría de
la izquierda, sin embargo, iniciada la campaña del NO y ante el
evidente éxito y aprobación ciudadana, el PC se sumó al proceso
algunas semanas antes del trascendental plebiscito del 5 de octubre
de 1988. Precisamente de este sector y de la derecha vienen los
cuestionamientos a película.
Alfredo Castro, consagrado actor
chileno, interpreta en “NO” a “Lucho Guzmán”, un
oportunista empresario de publicidad y hombre detrás de la campaña
del SI a Pinochet. Castro a respondido a las críticas en Radio
Cooperativa: “Yo sé que el mundo de la izquierda está molesto con
la película porque no se reflejó a los partidos políticos, pero
eso para otro director, para otra película. Pablo Larraín hizo una
película que trata el tema ético, la disputa ética entre el mundo
político y el mundo de la publicidad”.
La actriz Antonia Zegers, Verónica en
el film, declaró a Radio Cooperativa, que el rechazo a la película
y las malas críticas tienen que ver con un fenómeno muy arraigado
en la cultura chilena: “Es una paradoja que en Chile el
reconocimiento siempre viene primero en el extranjero. Tenemos un
historial muy suculento de artistas que les va muy bien fuera del
país y muy mal acá, Gabriela Mistral, Huidobro, Neruda, Ruiz,
Patricio Guzmán, etc”. “Es triste porque se podría decir que es
casi nuestra idiosincrasia. Cuesta tener la generosidad de mirar con
ojos limpios. Hay una mezquindad que nos ha acompañado en toda la
historia, señaló Antonia Zegers.
“No, la película” no ha
dejado indiferente a nadie y su contribución al debate es importante
porque permite a los jóvenes conocer aspectos de la historia
reciente de Chile y ofrece la oportunidad de debatir sobre el
cuestionado proceso de transición a la democracia y sus
consecuencias en el Chile actual.
Este 24 de febrero la mirada de los
chilenos estará puesta en la ceremonia de los Premios Óscar y por
fin sabremos si la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de
Hollywood premia la película chilena, si el NO logra vencer, como lo
ocurrió el 5 de octubre de 1988.
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