La decepción por la revolución: La literatura
En el México actual al sub comandante Marcos se lo llama popularmente como "Cara de calcetín".
Por Jaime Penela
25/09/11
Hubo una época en América Latina en que la idea de realizar una revolución social y política para cambiar las estructuras del poder estuvo en boga entre amplios sectores, especialmente los jóvenes y ciertos grupos intelectuales.
La revolución iba a traer la justicia social y los derechos. Entre los que querían la revolución hubo un debate del cómo hacerla? La mayoría se inclinó por métodos que mezclan movilizaciones sociales más crear poder en los centros de trabajadores a través del movimiento sindical: Agudizar las contradicciones se decía en el siglo XX.
En el cuento ”Reunión”, que Julio Cortazar escribiera en 1966, la revolución tendría a los guerrilleros como máximos exponentes. Un cuento clave para entender cierta mentalidad de época en que hacer la revolución parecía ser casi un acto de arte más que una guerra.
En los setenta en América Latina había muchos más ”guerrilleros y revolucionarios de café” que los que realmente se tomaban el asunto en serio y pretendían llevarlo a los hechos. En todos pesaba la sentencia aquella del Che Guevara:”El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”, sin embargo, eran realmente pocos los que ponían atención a los ”iluminados” que pretendían mostrar el camino revolucionario.
En 1968 la novela ”País portátil” del venezolano Adrian González León recibió el reconocimiento de la crítica y el público. ”País Portátil” logro captar el sentimiento de época. Un libro bien construido o construido con alma que ponía atención en el fenómeno de la guerrilla urbana. González León va a ser un intelectual de izquierdas que con los anos va abandonar el discurso de validar la violencia política como método:
“Para mí es inconcebible que muchos compañeros con quienes construimos una idea de la izquierda venezolana hoy estén tan confusos y no hayan aprendido la lección brutal del fascismo, el nazismo, el gran engaño del estalinismo y, sobre todo, la construcción artificial de esas repúblicas socialistas, que no fueron sino países espantosamente sometidos y vejados.”
La decepción por la revolución en la literatura moderna latinoamericana tiene un importante antecedente en la otra revolución: En la Revolución Mexicana (1910-1920) que permitió el aniquilamiento de la vieja oligarquía para la instalación de una nueva clase política, tan corrupta e inepta como la desaparecida.
”Los de Abajo” escrita en 1915 es la novela fundametal de la revolución mexicana. Mariano Azuela era un médico que vío y vivió la revolución. Su libro para desencanto de los revolucionarios es un alegato hiperrealista de los horrores de la guerra.
”En la guerra no gana el que tiene la razón, tiene la razón el que gana”
Aquellos, como senala Albert Camus, que hicieron de la revolución un objeto de fe, basaban su creencia en que la revolución era una tarea histórica, una fuerza superior a la voluntad individual, un designio histórico.
Miguel Bonosso, argentino, es alguién a quién podríamos etiquetar en la figura del ”guerrillero arrepentido”. Bonosso, ex guerrilero montonero, autor de varios libros entre otros libros de ”Diario de un clandestino”(1976) y ”Recuerdo de la muerte”(1984).
Bonasso realiza una dura crítica de la experiencia de la lucha armada. El autor no reniega de su pasado político, pero admite que las posiciones extremas de la izquierda constituyeron un grave error estratégico que posibilitó la irrupción de la dictadura militar.
En América Latina desde los anos noventa en adelante los relatos y libros que dan cuenta de la experiencia de aquellos jóvenes que un día privilegiaron los métodos violentos por los métodos políticos se han multiplicado. En algunas perspectivas se muestra al guerrillero como un hombre bueno y justo, pero con métodos equivocados. Para otros el fracaso del fenómeno guerrillero se basó en que la ideología que guiaba al guerrillero poco tenía que ver con la realidad de la materia histórica.
En otra perspectiva, todavía más crítica sobre el fenómeno guerrillero, señala que el problema radicó en que el ”sujeto guerrillero” evolucionó a ”sujeto corrupto” (léase los sandinistas) o a ”sujeto dictador” (Primer día de la Revolución fusilamientos ordenados por el Che en La Cabaña).
La literatura latinoamericana actual es muy crítica con la figura del guerrillero. Como en la película Bananas (1971) de Woody Allen, el fenómeno guerrillero ha sufrido una re-lectura, a veces banal, que lo satiriza y degrada. Se le ha perdido el respeto al guerrillero al punto que en el México actual al sub comandante Marcos se lo conoce popularmente como ”Cara de calcetín”.
Aquí una lista de autores y libros actuales sobre esta materia:
”Muertos de amor”, (2007), Jorge Lanata, Argentina
”A quién corresponda”, (2008), Martín Caparrós, Argentina
”Abril rojo”, (2006), Santiago Roncagliolo, Perú
”Los ejércitos”, (2007), Evelio Rosero, Colombia
”La materia del deseo”, (2002), Edmundo Paz, Bolivia
”El arma en el hombre” (2001), Horacio Castellanos Moya, Honduras-El Salvador
”Los companeros"(1976), ”En el filo”(1993), Marco Antonio Flores, Guatemala
”Nuestros anos verde olivo” (1999), Roberto Ampuero, Chile
”La historia de Mayta” (1984), Mario Vargas Llosa, Perú
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