Por Jaime Penela
Under många årtidonden var det bara två saker som enade vänstern och högern: dödsstraffet och deras hat mot fotboll.
Under många årtidonden var det bara två saker som enade vänstern och högern: dödsstraffet och deras hat mot fotboll.
Hay dos senas de identidad asociadas a Latinoamérica: Pasión por el fútbol y por los culebrones.
Respecto de la primera diré que es completamente cierto. Como es cierto también el desprecio que el fútbol provocaba en ciertos sectores elitistas y ”aristocráticos”. Durante muchas décadas las únicas dos cosas en que la izquierda y la derecha estaban de acuerdo fueron: La pena de muerte y su odio al fútbol.
Aunque por razones distintas el odio al fútbol entre las élites intelectuales y económicas constituyó siempre un estigma clasista para diferenciarse de las masas. Eso fue antes de que la masificación de la comunicación ”contribuyera tan notablemente a superar las viejas y odiosas diferencias de clases”.
La cuestión es que en ”nuestra América”, como la nombra Martí, siempre sintió en el fútbol una pasión legítima y propia. Aunque el fútbol moderno sea un invento inglés, el fútbol con magia y con trampa lo inventamos nosotros.
En Suecia los medios poco o nada informan sobre la Copa América 2011. La atención está centrada en la Liga local y en el Mundial Femenino de fútbol. Poco importa aquí la Copa América o la Copa Libertadores de América y el hincha latino sufre sólo frente al ordenador a las 02:00 para conocer los pormenores de su equipo. Así es la vida del inmigrante.
De cualquier forma un abrazo a la distancia a todos los latinoamericanos que sentimos la alegría del fútbol en la sangre, especialmente si gana Chile.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanta que se hable de América, de la nuestra, con acento en la e. Deberíamos hacer más fuerza para que el mundo anglo parlante se entere que América no son los EEUU. También es una oportunidad para instalar el concepto de lo latinoamericano (mal llamado "latino"), que va más allá de la salsa, el merengue, reggaetón o la bachata, pues hay más producción intelectual (científica y literaria) que pesa mucho más que la industria chata del culebrón.
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