domingo, 24 de febrero de 2013



No, hasta vencer en Hollywood!
Por Jaime Penela

El cine chileno vive un momento único: “NO, la película”, (2012) de Pablo Larraín compite en la categoría “Mejor Película Extranjera” en los Premios Óscar y aunque la lucha es dura contra cintas del nivel de “Amour” de Michaell Haneke o la noruega “Kon-Tiki”, hay ilusión entre los chilenos por llevar a casa algo más que la nominación.

NO” está inspirada en el libro de Antonio Skármeta “Los días del arcoíris”. El guión fue escrito por el Pedro Peirano, conocido por sus trabajos como creador de las series “31 Minutos” y “Plan Z”. El film narra la dinámica de elaboración publicitaria de la “Campaña del NO”, que en 1988 jugó un papel clave en el proceso político para la transición de dictadura a democracia. Se trata de una película llena de nostalgia de un momento mágico y épico de la historia política chilena.

Filmada exclusivamente en un formato actualmente desaparecido, el U-matic 3:4, la película logra reconstruir el ambiente del Chile de finales de la década ochentera. El aspecto técnico es notable ya que realidad documental y ficción logran convivir y mezclarse hasta “engañar” al espectador menos ducho.

Algunas de las escenas de “NO” logran una fuerza evocadora sublime llegando a su punto máximo en las imágenes que reproducen el ayer y el hoy con los artistas que efectivamente formaron parte de la Campaña del No, especialmente la escena en que Isabel, Javiera y Tita Parra, Cecilia Echeñique y Tati Penna interpretan “No lo quiero, No”.

En “NO” subyacen diferentes lecturas políticas y esto ha incentivado un debate sobre la biografía colectiva de los chilenos. La película ha recibido muchas críticas de sectores que se han sentido ausentes o maltratados. La paradoja que plantea el film es que Pinochet fue derrotado a través de herramientas como la publicidad, cuestión que revive la vieja discusión sobre los “fines y los medios” en política.

Del “No hasta vencer”

La Constitución que Pinochet impuso a los chilenos en 1980 establecía que en 1988 se debía realizar un plebiscito para determinar si el líder de la dictadura continuaría por ocho años más en el poder o se convocaba a elecciones libres. Como parte de ese plebiscito, la ley establecía que los y las electores debían elegir entre la opción “SI” o “NO” y que además de las tradicionales campañas, cada opción disponía de 15 minutos en televisión en el horario de 22.45.

La dictadura partía de la premisa que “nadie iba a ver televisión en un horario trasnoche” y que esos 15 minutos de la oposición serian irrelevantes considerando que el régimen controlaba la programación de los medios estratégicos. Menudo error, esos 15 minutos cambiaron la historia de Chile, porque el impacto de la Campaña del NO fue de una magnitud nunca antes vista en la comunicación política.

En 1988 la izquierda ligada al Partido Comunista (PC) y el MDP habían fracasado en su estrategia para derrotar a la dictadura a través de la movilización callejera y contaban con un apoyo social limitado. En ese contexto es que se abre la posibilidad de participar en un plebiscito que legitimaría la Constitución de Pinochet. La idea fue rechazada por la mayoría de la izquierda, sin embargo, iniciada la campaña del NO y ante el evidente éxito y aprobación ciudadana, el PC se sumó al proceso algunas semanas antes del trascendental plebiscito del 5 de octubre de 1988. Precisamente de este sector y de la derecha vienen los cuestionamientos a película.

Alfredo Castro, consagrado actor chileno, interpreta en “NO” a “Lucho Guzmán”, un oportunista empresario de publicidad y hombre detrás de la campaña del SI a Pinochet. Castro a respondido a las críticas en Radio Cooperativa: “Yo sé que el mundo de la izquierda está molesto con la película porque no se reflejó a los partidos políticos, pero eso para otro director, para otra película. Pablo Larraín hizo una película que trata el tema ético, la disputa ética entre el mundo político y el mundo de la publicidad”.

La actriz Antonia Zegers, Verónica en el film, declaró a Radio Cooperativa, que el rechazo a la película y las malas críticas tienen que ver con un fenómeno muy arraigado en la cultura chilena: “Es una paradoja que en Chile el reconocimiento siempre viene primero en el extranjero. Tenemos un historial muy suculento de artistas que les va muy bien fuera del país y muy mal acá, Gabriela Mistral, Huidobro, Neruda, Ruiz, Patricio Guzmán, etc”. “Es triste porque se podría decir que es casi nuestra idiosincrasia. Cuesta tener la generosidad de mirar con ojos limpios. Hay una mezquindad que nos ha acompañado en toda la historia, señaló Antonia Zegers.

No, la película” no ha dejado indiferente a nadie y su contribución al debate es importante porque permite a los jóvenes conocer aspectos de la historia reciente de Chile y ofrece la oportunidad de debatir sobre el cuestionado proceso de transición a la democracia y sus consecuencias en el Chile actual.

Este 24 de febrero la mirada de los chilenos estará puesta en la ceremonia de los Premios Óscar y por fin sabremos si la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood premia la película chilena, si el NO logra vencer, como lo ocurrió el 5 de octubre de 1988.