jueves, 2 de mayo de 2013

La increíble historia del “Hombre Azúcar"




Por Jaime Penela

Esta historia podría comenzar en Detroit, Estados Unidos, con un joven de origen mexicano que sueña con ser artísta y denunciar en sus canciones las injusticias y miserias de la sociedad que le toca vivir, pero, quizás esta historia podría comenzar en los suburbios y ambientes universitario de la Sudafrica del apartheid o en último término en la Suecia de Malik Bendjelloul, el guionista y director del premiado documental “Searching for Sugar Man”.

“Searching for Sugar Man” narra la historia de Sixto Rodríguez, un joven compositor que en los años 70 prometía llegar a ser un grande de la trova urbana, sin embargo, su trabajo no logró ninguna repercusión, se vendieron seis disco, y finalmente desapareció del mapa artísitico. El azar quizo que una joven norteamericana en viaje a Sudafrica llevara en su equipaje uno de los disco del artísta. A sus amigos sudafricanos les encantó y como si se tratara de un virus se reprodujo de tal modo que Rodriguez, sin saberlo, se convirtió en un artísta mítico que dió voz a la protesta contra el racismo.

“Esta historia es increible, pero es verdad” señala el cineasta Malik Bendjelloul . Es cierto, en estos tiempos es muy extraño que un artísta que vende miles de disco en Africa y Australia ni se enterara de su éxito. Parece ser que la disquera “Sessex Records”, fundada por Clarence Avant, hombre detrás de la famosa Motown, se quedaba con el dinero de los derechos de autor y Rodriguez no recibía ni las gracias.

El mito de Sixto Rodriguez era enorme en Sudafrica, especialmente entre los blancos progres y liberales que tuvieron el disco al lado de Simon and Garfunkel y los Beatles - pero nadie sabia nada del hombre. Dos periodistas decidieron investigar cómo había muerto el artísta. Porque todos lo daban por muerto. Que se había pegado un tiro, que se había prendido fuego en el escenario en señal de protesta, el mito crecía y crecía y la música era himno de la lucha contra el apartheid, pero de repente, apareció algo nuevo: Internet.

Desde Sudafrica los periodista que buscaban aclarar la muerte de Rodríguez iniciaron una campaña a través de la red a mediados de la década de los noventa para obtener alguna información y ocurrió lo inesperado, lo improbable perfecto,una llamada telefónica desde Detroit para decir que el “Hombre Azúcar” nunca estuvo muerto, que vivía allí en una casa pobre, que trabajaba en la construcción y a veces tocaba en algún bar de tercera y otros detalles aún más extraños.

Esta extraña historia necesitó de una gran talento, de un documental de extraordinaria calidad para ser contada. Porque el documental del sueco Bendjelloul es un resumen impecable.

Quizás la historia comenzó en la Suecia de Malik Bendjelloul, que un día cualquiera, casi por azar decidió ir de mochilero a Africa y allí, también casi por azar escuchó una historia de un hombre mítico y sus canciones que había muerto sobre el escenario para luego resucitar y visitar Sudafrica donde los esperaban miles de fans ansiosos de verlo, conocerlo y escucharlo.