jueves, 22 de marzo de 2012





Indianer och natur i filmens värld

Av Jaime Penela

När Evo Morales fick frågan om vad han tyckte om Avatar, svarade han att det var den bästa film han någonsin hade sett. Han sa också att han bara hade varit på bio tre gånger i livet. Första gången för att se en film om den brasilianske fotbollskungen Pelé, en andra gång för att se en propagandafilm om honom själv, Evo Pueblo, och så nu, Avatar.

Här följer en lista på tio oundgängliga filmer för den som är intresserad av hur naturen och ursprungsfolken, det naturliga och det indianska, porträtterats och representerats i kulturindustrin.

1. Vägvisaren (1975), Akira Kurosawa. Denna film är ett mästerverk. Vägvisaren har inget att göra med Latinamerika, den är baserad på Vladimir Arsenyevs bok från 1923 om en gammal jägare som lever i en djup relation med skogen, från vilken han har hämtat all sin visdom. Boken, som är en rysk klassiker, skildrar med stor skicklighet diskursen om Naturen som Gud.

2. Aguirre - Guds vrede (1975), Werner Herzog. I alla tider har det berättats historier om européer som reser till Amerika på jakt efter El Dorado, symboliskt eller bokstavligen. I sitt viktigaste verk berättar Herzog historien om Aguirre, den spanska soldaten som reser till peruanska Amazonas för att söka efter den gyllene staden. Även Fitzcarraldo (1982) av samma regissör spelades in i den peruanska djungeln.

3. Madeinusa (2006), Claudia Llosa. I den här filmen ger Claudia Llosa oss en intim skildring av den förtryckande patriarkala miljö som många ursprungsfolkskvinnor möter i vardagen, särskilt på landsbygden.

4. Faustas pärlor (2009), Claudia Llosa
Faustas pärlor vann Guldbjörnen för bästa film vid Berlins filmfestival. Filmen handlar om konsekvenserna av det sexuella våld som kvinnor från ursprungsfolken drabbades av i Peru under åren av terrorism.

5. También la lluvia (2010), Iciar Bollain Att det går att tänka på kolonialt vis år 2000 lika väl som år 1492, är temat för denna intelligenta film som lyckligtvis undviker att falla i kliché- och propagandafällan. También la lluvia handlar om en filmregissör som ska spela in en film om erövringen av Amerika, men som hamnar mitt i det ”vattenkrig” som ägde rum i Bolivianska Cochabamba under de första månaderna av år 2000.

6. Quién mató a la llamita blanca? (2006), Rodrigo Bellott Denna intressanta komedi driver med några av de mest inrotade fördomarna om både ursprungsfolk och andra grupper i det bolivianska samhället. Jacinto och Domitila är en sorts indianska Natural Born Killers som reser runt i det samtida Bolivia.

7. Apocalypto (2006), Mel Gibson. Denna äventyrliga och dramatiska actionfilm tar sin utgångspunkt i en konfrontation mellan två olika idéer om ursprungsfolk. En grupp naturliga indianer som lever i harmoni i den djupa djungeln, ställs mot de urbana vildar som bygger imperier och utövar människooffer.

8. The Other Conquest (1998), Salvador Carrasco.
Denna film handlar om de spanska katolska missionärernas försök att omvända ursprungsbefolkningen i Mexiko till kristendom. Den handlar om de traumatiska effekterna som en krock mellan så olika kulturella idéer förde med sig, men som ändå slutade med en synkretism mellan ursprungsfokens religioner och katolicismen.

9. Bajo la piel (1996), Francisco Lombardi
Denna film är en strålande thriller som handlar om en serie mord i på landsbygden, som har det gemensamt att de har exakt kopierat blodiga metoder från Mochekulturen. En polis försöker lösa mysteriet med hjälp av en arkeolog och en patolog.

10. Prinsessan Mononoke (1997), Hayao Miyazaki
Det här är den ultimata filmen om relationen mellan naturen och mänskligheten. Andarna i det medeltida Japan försvarar skogen mot människorna, i en film som dom verkligen lyckas ena handling och form till ett unikt filmkonstverk. Missa inte!

martes, 6 de marzo de 2012




Rock y política en Latinoamérica: Los casos de Chile y Perú

La foto corresponde a un mural ubicado en la zona sur de Santiago de Chile y que representa a los integrantes de la legendaria banda Los Prisioneros.
Por Jaime Penela

Después de varios años he regresado al asfixiante verano de Santiago de Chile, la ciudad en la que crecí, a la que renuncié para asentarme en Estocolmo. Las calles hablan en esta ciudad. Los vestigios de un año 2011 de protestas juveniles y callejeras están a vista: Grafitis y la música del descontento. La banda sonora del movimiento estudiantil que acechó durante el 2011 al gobierno de derechas de Sebastián Piñera se escucha por todas partes.
Hasta hace poco la juventud chilena era caracterizada como despolitizada y consumista. Despreciada y ridiculizada por banal. Ahora todos concluyen  que una  nueva generación de jóvenes chilenos ha despertado a la política. La música de esta generación nos recuerda que el rock está presente en este continente desde hace varias décadas y que forma parte del ADN cultural de Latinoamérica.
El rock es tan latinoamericano como la salsa o el bolero. Varias generaciones de latinoamericanos han hecho de  la música rock una seña de identidad cultural irrefutable. Chile y Perú son países con una industria rockera consolidad y con tradición, sin embargo, poco o nada se conoce del  rock latino fuera de nuestras fronteras.  Latinoamérica es un continente hibrido culturalmente hablando y el rock es un potente ejemplo de esta condición.
We are Sudamerican Rockers
Los ochenta en Chile fue el “boom del rock latino” o “rock en tu idioma” como denominaron algunos medios a este movimiento. La juventud chilena, deseosa de divertirse en dictadura,  adoptó la “nueva movida” rápidamente. Grupos como Upa, Electrodomésticos, Aparato Raro o Los Prisioneros contribuyeron con su música a representar a una generación de jóvenes cansados de conservadurismo de la sociedad chilena. Conservadores todos, ricos y pobres, de izquierda y de derecha. 
En 1984 las polvorientas calles de la comuna de San Miguel en Santiago de Chile fueron testigos de como una banda casi amateur “asaltó” el mercado discográfico chileno. Los Prisioneros, un grupo de rock-pop de veinteañeros liderados por Jorge González, editaron “La Voz de los 80s” el disco que además de marcar una época se convirtió hasta el día de hoy en el más vendido en la historia de la música chilena.
Chile en 1984 vivía una intensa agitación política y las protestas contra la dictadura de Pinochet ganaban adeptos y simpatizantes especialmente entre los jóvenes. El caso de Los Prisioneros fue curioso porque se trataba de un grupo claramente anti-dictadura, y sin embargo, rechazado por la izquierda.
La música de Los Prisioneros, sencilla y pegajosa,  tenía la capacidad de hacer bailar. Las letras de las canciones hablaban de desempleo y desigualdad social, pero no de revolución. Esto último molestaba a una parte de la oposición a Pinochet que históricamente en América Latina ha desconfiado del rock acusándolo de “música imperialista y pro norteamericana”.
En  1971 en el Perú, durante la dictadura de izquierdas del general Velasco Alvarado se prohibió un concierto de Santana. “Demostrando que  sus actividades son contrarias a las buenas costumbres del pueblo peruano y al objetivo moralizador del Gobierno Revolucionario”, fue el argumento utilizado para la expulsión del músico de origen mexicano.
La izquierda latinoamericana, como la derecha, tiene una tradición de intolerancia que hizo que la música de The Beatles fuera prohibida en Cuba, por ejemplo. Actualmente  la dictadura cubana conspira constantemente contra bandas de rock que junto con hacer música, demandan libertad.
En este verano chileno del 2012 los ecos del movimiento estudiantil se hacen escuchar. Los músicos chilenos  Ana Tijoux, Anarquía Tropical, Manuel García, Juana Fe, Chico Trujillo y especialmente Los Bunkers son algunos de los artístas que se han comprometido con las demandas sociales y políticas de una juventud que se atreve a soñar, a exigir un Chile más justo.
 “El Punk es un invento peruano”
“Generación Cochebomba” es el título de un libro escrito por el periodista Martín Roldán Ruiz. La década de los ochenta el Perú sufrió quizás la  peor crisis económica, política y social de su historia. La hiperinflación provocaba la angustia de la gente, el populismo dominaba la escena política y el terrorismo y las violaciones a los derechos humanos destruían  los más elementales lazos sociales. “Generación Cochebomba” es  un apasionante libro acerca de esa época desde la perspectiva de la generación que a través del punk peruano articuló una respuesta contracultural a toda aquella violencia.
La Generación Cochebomba se encontraba entre la espada y la pared, dice Martín Roldán, “por un  lado el violencia institucional y del otro la violencia terrorista de Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru). En algún momento en Lima teníamos un coche bomba casi cada día y la Movida Subte fue la respuesta de mi generación a ese estado de cosas”.
La “Movida Subterránea” o “Movida Subte” fue el nombre que recibió el movimiento de contracultura musical que emergió en el Perú de los ochenta. El punk dominó la escena, pero hubo bandas de hardcore, metal y rock pop. Los punk peruanos tenían un antecedente histórico, dice Roldán, “antes que Sex Pistol en Londrés, en 1964 Los Saicos, una banda peruana, inventó el sonido punk. El punk es un invento peruano”.
La desquiciada “guerra popular” que el grupo terrorista  Sendero Luminoso declaró al estado peruano en los ochenta dejo un triste saldo de 69280 personas asesinadas. Sendero Luminoso intentó influir y captar a músicos y artistas de la “Movida Subte”. En julio de 1992 un coche bomba explotó en el barrio limeño de Miraflores dejando 25 personas muertas y decenas de heridos. El auto bomba había sido preparado en la cochera de Luis Ayala Baldin (Lucho), vocalista y compositor del grupo punk Masa. Actualmente Lucho se encuentra en prisión.
En general el intento de Sendero Luminoso por infiltrar a los punk peruanos fue un fracaso, pero para la DINGOTE ( la policía política del estado) la “Movida Subte” era vista con sospecha. Fueron varios los músicos punk que sin tener relación alguna con el terrorismo sufrieron de torturas y tormentos en los calabozos de los aparatos represivos.
Finalmente el año 2006 Carlos Santana realizó su concierto en Lima. Treinta y cinco años después de su expulsión del Perú el guitarrista nacido en México celebró con las nuevas generaciones un concierto inolvidable que se transformó en  un símbolo de la lucha contra la intolerancia.